viernes, 10 de septiembre de 2021

Las flores y la lluvia me acompañan en mis horas de nostalgia y de tristeza


No logro zafarme de las garras de este blog, lo tengo desde los 6 años, ahora tengo 19 y vuelvo aquí aunque sea cada dos años a depositar mis emociones. Empiezo a pensar que si algún día me hago famoso, y la persona que haga mi biografía encuentra estos textos, le estaré facilitando el trabajo muchísimo. 


Hasta hace poco entendí el significado de ser una  PAS (persona altamente sensible), mi papá lleva definiendo mi personalidad así desde que tengo memoria, pero siempre de manera positiva, porque si, mis sentimientos amorosos tengo claro que son más potentes que los de muchos, mi felicidad y emoción de igual manera, pero recientemente me di cuenta que mis tristezas y melancolías también son más fuertes. 


El ejemplo más claro que tengo de esto fue cuando la chica de las fotos de robots y yo dejamos de hablar en Diciembre del 2019. Lo publico hasta ahora porque es algo que de acordarme me sigue causando los mismos sentimientos, que me demuestran que la definición de mi personalidad que me da mi padre es cierta. 

Fue una semana antes de navidad, pensaba que todo iba bien entre ella y yo. El miedo de que la conversación entre nosotros acabara ya no existía para ese entonces (como existía día con día al principio). 


Una noche, estaba sentado en el extremo izquierdo de la banca oxidada pintada de blanco en la taqueria “el puente”, en Villa Hidalgo. Estaba con papá, veníamos de ver un torneo de box que habían montado en “el cuadro” la plaza principal de Villa Hidalgo. Sentí una vibración en mi muslo derecho, en el bolsillo en donde guardaba el celular, saqué el celular y volteé discretamente para ver los mensajes, era un “al rato puedo hablar contigo?”. Tuve que disimular como si no había leído nada para que mi papá no empezara a preguntarme que qué había leído. Desde el momento que leí ese mensaje mi mente no pudo pensar en otra cosa más que en intentar descifrar lo que aquello quería decir, una parte de mi emocionada porque pensaba que la chica de las fotos de robots iba a confesarme de una vez por todas su amor por mi, y otra con cierto miedo e incertidumbre, que no tarde en desechar una vez razone que nada iba mal entre nosotros. Llegue a mi casa 30 minutos después, di unas buenas noches apresuradas a papá y mamá y me fui a mi pequeño cuarto. Inmediatamente escribí a Mon, que de qué quería hablar. Estaba emocionado, no pensé que sucedería lo que sucedió. Su primer párrafo (que yo creo había preparado previo a mi mensaje), me advirtió de que iba la conversación. Lo pondría aquí tal cual, pero hay cosas que deben quedar en el pasado porque duelen igual en el presente.  Intercambiamos varios mensajes ( más míos porque mi obsesión por transmitir mis emociones de la manera más clara y convincente se apoderó de mi), y una vez vi que no estaba llegando a ningún sitio con mis ideas, tire la toalla (como había visto que lo hacían los entrenadores de un boxeador previo a esto). 

La chica de las fotos de robots me pidió tiempo, pero más que tiempo, sentí que me pedía un distanciamiento permanente. Fue ahí que me di cuenta que la intensidad con la que yo le expresaba mis emociones, y la rapidez con la que lo hice (apenas llevábamos hablando unos meses) la abrumaron. 

Derrotado e indefenso acepte la condena, preguntándole finalmente si eso significaba que si la mañana siguiente no le daría los buenos días, como acostumbraba, y la respuesta solo terminó de abrir la herida. 

Al día siguiente no pude contener mis emociones dentro de mi pequeño cuerpo, y fui a drenar un poco de ellas con papá y mamá. No les conté todo tal cual como sucedió, pero de igual manera me dieron la misma conclusión (que to había ideado la noche anterior): No queda más que seguir adelante, porque el hecho de insistir sólo contribuiría a abrumarla más, y eso no quería. 

Día tras día la sensación de estar derrotado solo crecía, ponía canciones tristes y tarareaba la melodía, compuse canciones y textos para enviarle, pero las ganas de enviarlos de alguna forma contenía. Muchas personas con sus vida seguirían, pero su imagen en mi pensamiento estaba conmigo noche y día. Me prometí que no enviaría ningún mensaje  hasta que ella estuviese lista, o quizá nunca, quizá ese era el fin de nuestra relación. 

Comencé a aceptar esto último sin mucho entusiasmo, pero finalmente  el 30 de Diciembre me envió un mensaje. Esos 8 días me quitaron varios años de vida, pero valieron totalmente la pena, porque al ver yo su mensaje solitario en la pantalla de notificaciones de mi celular, supe que había algo prometedor entre ella y yo. 



Para mi sorpresa, la chica de las fotos de robots y yo seguimos hablando hasta la fecha (ya tenemos casi dos años así), es mi única lectora, y es por eso que todos mis textos son para ella, para que pueda imaginar que estoy ahí con ella contándome todo esto, a pesar de tener 13,000 kilómetros de mar que nos separan. Subo esto 2 años después, porque apenas tengo la confianza para mostrarle la intensidad de mis emociones, sin el riesgo de que me deje de hablar por “intenso”. 

A veces le digo que me la voy a traer conmigo, lo cual creo que se lo toma a broma, pero yo no lo digo bromeando, porque estoy seguro que los llaveros no mienten, y de que es bueno dejarte llevar por tus supersticiones y sentimientos intensos, de vez en cuando. 


Probablemente este sea mi único texto del 2021, para la misma persona que el texto anterior.


Hasta pronto, o nunca.

Bruno