sábado, 20 de abril de 2013

La maquinita tracalera

Advertencia : El escritor no se hace responsable de malas palabras ni tampoco de que sus hijos algún día les digan estas palabras, por su comprensión, muchas gracias.

El otro día que ya había terminado mi clase de natación  mi mamá me quiso comprar unas sabritas, primero se las compró a mi hermana y luego a mí. Pero resulta que a la primera maquinita que yo le eché la moneda tenía atorado el numero 5, le saque el dinero y me fui a la otra y pensando que el código de las sabritas eran iguales  le eché la moneda, puse el código pero después vi que no tenían las sabritas el mismo código y que  estaba vacío ese espacio y todavía no le ponían sabritas nuevas para reponer el vacío. Yo le dije a mi  mamá pues ahí muere pero ella me dijo ve y dile a la señora, fui y le dije con la voz casi hundida por mi respiración disculpe, este,... se me atoraron las papitas por pendejo y por no fijarme en los botones la señora me dijo con voz fuerte y alta No te preocupes niño ahorita mando  llamar al que tiene las llaves de la maquinita.  Sacó su radio y les avisó, al poco rato vino un señor salvavidas tan gordo que no ocupaba chaleco, su panza seguro le daría flotación pero el traía las llaves y como siempre mi mamá me dijo: explícale lo que pasó,  yo le dije: es que,... fíjese que, ...es que pues... me equivoque de botón.   Él abrió la maquinita, le sacó las papitas que yo quería y se fue . Lección aprendida no tener pena de nada. (Que la ponga en práctica no me comprometo)

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